domingo, 7 de octubre de 2012

Dos días en vuestra casa


La vuelta a casa fue extraña, conducía sin ganas de hablar, me apetecía regodearme en el silencio. Escuchaba a mis tres amig@s acompañantes pero me apetecía abstraerme en el recuerdo.

Al llegar a casa tenía muchas ganas de contar, no sería capaz de transmitirlo todo (pensaba) y creo que así fue. A quien primero se lo conté fue a mis hijos cuando comíamos, pero no había fotos… me di cuenta que no era lo mismo contarlo que vivirlo ¡qué va!
¡Cuántos mundos, cuántas formas de vivir hay en un  puñado pequeño  de territorio!

Los dos días que hemos pasado en el hogar “Escuelas para la Vida” he aprendido que todos somos uno, que nadie está libre de nada, que todo forma parte de lo cotidiano, que vivimos en el mismo mundo y que las cartas que se nos van presentando a veces las jugamos, a veces no y de eso va dependiendo el camino que nos vamos trazando, en definitiva, que nadie estamos libres de ninguna carta, a veces del azar.

Me sentí como en casa cuando tan solo llevaba unas horas, quizás fuera por todo lo bueno que allí se respira: comunicación, respeto, amor, disciplina, amabilidad, cultura, sinceridad, capacidad de superación, constancia, sensibilidad, sonrisas, trabajo, responsabilidad, inquietud por saber y conocer, paciencia……; no encuentro sustantivos suficientes para definir todo lo que allí percibí y aprendí.
¡Puf!, no sé si en estas líneas consigo transmitir un poquito de lo que vivimos en aquel rinconcito cercano a Huete.

No quiero que esto sea un punto y aparte. Aprovecharé cualquier oportunidad para volver a compartir con todos los que vivís en “Escuelas para la Vida”, quisiera nombraros de uno en uno pero temo dejaros alguno en el tintero y no me lo perdonaría, todos y cada uno sois un amor.

Gracias una y otra vez por ofrecernos la oportunidad de entrar en vuestra casa que al momento fue nuestra.

Un abrazo grande, un hasta pronto y un…. es muy fácil quereros.

Marga

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